viernes, 17 de julio de 2009

SJM 6ª ETAPA

SWISS JURA MARATHON. 6ª ETAPA

BIEL – BALSTHAL. 50 KM +1.780m -1.720m
Viernes, sexto día, qué ganas tenía de que llegara, ya sólo quedan dos. Al final no se ha dormido mal, me levanto bien de fuerzas y bien de ánimos pero la rodilla izquierda no está bien. No se aprecia inflamación a simple vista pero me duele mucho en cualquier movimiento que hago. Llevo un par de días tomando voltaren y tomando un ibopufreno antes de salir pero no me alivia en absoluto.
Rutina diaria y listos. Lidia ha ido a que su masajista, el gran Franz, le ponga una venda con una crema fría en el tibial, y me dice que Ramona, otra masajista, está poniendo tapings, es como un vendaje pero que se hace con una especie de esparadrapo elástico que sujeta mejor el músculo. Voy, hay que probar. Le explico mi dolor como puedo, Ramona es alemana, y me hace un apaño, bueno, pues ya estoy tuneado.

Voy a la salida, llego con el tiempo justo, ya me estaban llamando por megafonía. Me despido de Judith y vamos a por los 50 KM de hoy, los penúltimos!!, me siento bien, bromeo con Samuel, le digo que ahora con el taping ya estoy como nuevo, que más vale que corra si no quiere que le pille en la bajada.

Sale el grupo, hoy ya más lento, a todos nos pesan los kilómetros, excepto al primero que sale disparado, parece que quiere adelantar al coche de policía que comanda la carrera. Los primeros metros son por plano, voy con mi grupo, Richard, Erwin, Balthassar, y demás, a pocos metros va Samuel y alejándose veo a Beñat que va persiguiendo al primero. Los demás parece que hoy nos lo tomamos con calma, los primeros metros son por ciudad, plano, en seguida llegamos al tramo de rio de ayer, vamos a deshacer lo corrido ayer, así que toca ligera subida por el bonito cañón. Mantengo el ritmo pero el dolor de mi rodilla es criminal, peor que ayer, mucho peor, y en cualquier movimiento: subida, plano, bajada, todo, todo, siempre duele. Me esfuerzo en seguir y mantener el ritmo confiando que se caliente y vaya a mejor.

No hay cambios, la rodilla sigue igual, me quito el taping ya que no sé si es lo que está provocando más dolor. Llegan subidas más fuertes, perfecto, excusa para caminar a ver si así la rodilla va mejor, pues no, exactamente igual y además confirmo que el taping no tenía nada que ver con el dolor, después de quitármelo sigue doliendo igual.

Subidas muy pronunciadas, algún plano, más subida, camino y troto como puedo. No lo veo nada claro, sólo llevo media hora, tengo que completar 50 KM y en estas condiciones va a ser una odisea. Llego al primer control, creo que hoy si que voy casi el último, da igual, me da exactamente igual, no sé ni si voy a llegar y no sé cómo va a terminar esta rodilla, el tema parece mucho más serio de lo que pensaba.

Más subida, caminando empiezo a ir mejor, llano, toca trotar, no puedo. El problema es que no puedo doblar la rodilla, llevo la pierna totalmente rígida, es como una pata de palo. Voy corriendo de puntillas casi arrastrando los pies, impulsándome con los gemelos y soleos, se me cargan enseguida. Voy a saltitos, me impulso de puntillas y adelanto la pierna con los músculos superiores, los de la zona de la cadera, a los pocos metros tengo las piernas agarrotadas, he de caminar. No soy capaz de correr más de dos minutos seguidos, tengo que caminar. Me voy fijando pequeños objetivos: correr hasta ese árbol, hasta esa piedra.

Ahora toca bajar, las bajadas ya no son divertidas, es una ligera bajada por un sendero con piedras y raíces, lo mismo, troto como las muñecas de famosa, me fuerzo a seguir, he de caminar lo menos posible o no llegaré a meta hasta mañana.
La etapa que parecía de clara subida resulta que tiene en su primera parte muchos kilómetros por pista y prado con poca inclinación, alterno caminar con mi intento frustrado de trote. Un par de rampas fuertes y salimos a un prado.

Parece mentira pero veo corredores delante, me voy acercando. Llegamos a un sendero más técnico, bajada otra vez, intento aprovechar todo lo que puedo, apreto los dientes y bajo lo más rápido posible, hay que acabar cuanto antes. Continuo sube y baja, una bajada más larga y ya se ve el segundo avituallamiento.

Bueno, he llegado hasta justo la mitad de la etapa, el KM 25. Judith hace un rato que habrá salido de aquí, nada más salir tienen un cuestón de regalo, así que supongo que habrán salido todos caminando. Se ha levantado bien, a ver cómo le va hoy la etapa, seguro que intenta defender su tercer puesto. Es la primera vez que la veo tan motivada y metida en carrera, también es la primera vez que está luchando por el pódium, pase lo que pase está siendo una gran experiencia para ella, una experiencia que le hará descubrir todo lo que puede dar y llegar a esforzarse, le hará ganar confianza, ya que por su prudencia siempre se guarda bastante energía, aquí no, aquí está rozando su límite y superándose cada día.

Después del avituallamiento la subida no es muy larga, llegamos a la cima, hay una cruz, buen paisaje, y para abajo, otra vez bastante técnico y pronunciado. Vuelvo a forzar la máquina, duele pero hay que bajar, adelanto a más corredores. Llego al plano, otra vez al trote, otra vez las piernas como palos. No entiendo muy bien lo que le pasa a mi rodilla, en la bajadas técnicas e inclinadas funciona bastante bien: salto, aterrizo, apoyo, voy rápido, duele pero soportable con algún latigazo que otro. Pero en el plano o en las bajadas suaves y sin complicaciones, me es imposible, sufro muchísimo y no puedo correr más que con pasitos de 20 centímetros, vamos que lo que me falla es la zancada normal y constante, el gesto de correr, la zancada irregular y más anárquica de las bajadas más rápidas es más soportable y llevadera.
Vamos por el interior de un bosque, llaneando por un sendero que va justo por encima de una pista forestal, qué suplicio, sigo con mis pasos de 20 centímetros en plan muñecas de famosa.
Bajada por pista, lo peor, subida, plano, sendero, prado, un poco de bajada. Hago lo que puedo, sé de sobras que lo que estoy haciendo hoy no lo puedo repetir mañana, hoy estoy aguantando pero sé que es un cartucho que sólo se puede quemar una vez, y yo lo he quemado un día antes del final, así que muy seguramente mi Swiss Jura Marathon acabe hoy. Después de tanto esfuerzo, después de pensar que el pie sería mi gran enemigo, resulta que no, que me voy a tener que retirar por la rodilla, aunque lo más seguro es que sea una consecuencia de modificar apoyos para proteger al pie lesionado, con lo que al final, la culpa es del pie.

Con mucho sufrimiento y muy desanimado llego al tercer control. Allí hay dos chicos daneses que se han retirado en días anteriores también por lesión, me preguntan qué tal voy, le respondo que fatal, que tengo la rodilla destrozada y que no puedo correr, que me estoy dejando todos los músculos para intentar mover las piernas. Me dan ánimos y sigo.

Voy detrás de Willma, la tercera mujer clasificada. Es un tramo de continúo sube y baja, en las subidas va mejor que yo, me saca unos metros, pero en las bajadas me engancho enseguida, creo que me va bien para mantener el ritmo y no agotarme, ya sólo queda llegar, no hay que hacer nada más. Recuerdo que según el perfil tenemos una fuerte subida y luego ya bajada hasta la meta.

Llegamos a una bajada un poco más larga y decido adelantar a Willma y seguir, la dejo atrás, llego a una subida que claramente es la última gran y dura subida. Es corta pero sube haciendo zigzag que da vértigo. Corono y a bajar, primero técnico, bien, parece que mi pierna por aquí puede aguantar, hasta parece que voy rápido, paso corredores de la carrera corta, paso a Maria Luisa, me pregunta si queda mucho, le digo que no lo sé, que sólo sé que es todo bajada.

Si sigue bajando así tal vez lo consiga, de repente mis ilusiones se desvanecen ya que en seguida me encuentro bajando por una pista con poca inclinación. Veo al corredor holandés de bigote, ese que uno de los primeros días me dijo que le sacaba dos segundos en la general, hablamos, lleva un reloj con GPS, me dice que quedan 7 kilómetros, se me cae el mundo encima, no puede ser, es demasiado, aprecia la desesperación en mi cara, me dice que llevamos seis horas y media, que aunque sea caminando llegamos en las ocho horas que tenemos de tiempo límite.

Sigo, dejo atrás al holandés portador de malas noticias. De aquí hasta la entrada al pueblo no sé cuánto tardo, sólo sé que hago toda la bajada llorando y gimoteando, de dolor, de agotamiento, de impotencia. Sólo quiero llegar, no pares, llega cuanto antes, así antes acabará, llega y no pares. Voy pasando corredores de la carrera corta, me animan, les saludo con la mano y sigo bajando y llorando.

Sé que esto no lo puedo volver a hacer mañana, lo único que me queda es caminar si quiero acabar la carrera y ser finisher del Swiss Jura Marathon.

Se acaba la pista, llego a una carretera a la entrada del pueblo, totalmente plana. Lucho por no pararme pero al final lo hago, necesito dejar de correr un instante, sólo un minuto para descansar y seguiré. Me adelanta uno de los corredores que acabo de pasar, me dice que falta un kilometro, un único kilometro pero que a mí me parece todo un mundo.

En cuanto me paro y me pongo a caminar noto algo raro en la rodilla, un gesto interno, algo, y también me duele caminando, así que mi opción de caminar mañana se acaba de esfumar.

Cojeando como puedo voy acercándome a la meta, me pasan algunos de los corredores que adelanté en la bajada, me miran y miran mi pierna, llega el holandés de bigote, me dice que caminemos juntos hasta meta, le digo que no que siga, que yo estoy demasiado mal y voy demasiado lento, que siga él que puede.

Llego, en meta vuelve a estar Judith, vuelvo a abrazarme a ella y vuelvo a llorar, le intento decir: “no podía correr, nada en todo el día, no podía, sólo dolor des de el principio”, no puedo seguir, rompo a llorar, a llorar para desahogarme de las horas vividas.

Ella me comenta que cuando me estaba esperando en meta y no llegaba ya sabía que hoy algo no iba bien, hasta el locutor que anuncia nuestros nombres, nos jadea y nos anima según llegamos, le ha preguntado por mi extrañado de que no llegara.

Vamos hacia el pabellón, hoy además vuelve a estar a cinco minutos que me parecen cinco kilómetros. Por el camino Judith me explica su día. Cómo ella salía tercera en la general ha cambiado de táctica, se ha pegado a Barbara, su rival. Ha ido con ella toda la carrera, hoy ya ha visto que en ciertos sitios también flojeaba, sobretodo en la última subida fuerte, pero ella ha optado por quedarse allí y guardarse fuerzas. La bajada ha sido a muerte, en la pista a Judith le ha empezado a doler el talón y ha visto como Barbara le ganaba metros hasta que al final en el plano en el pueblo se le ha escapado y no la ha podido seguir. Han entrado primera y segunda, Judith segunda a dos minutos de Barbara, con lo que hoy ha perdido su lugar en el pódium. Está un poco desanimada, pero en seguida se le pasa ya que se da cuenta del carrerón que ha hecho, han protagonizado todo un duelo, una bonita lucha que les ha llevado a correr más que las dos primeras clasificadas, está resultando un tercer lugar muy disputado, una lucha de la que seguro Judith aprenderá mucho para el futuro.

Llegamos al pabellón cojeando como puedo, ducha, comida, masaje, etc… Estoy muy desanimado y cansado. Todos se preocupan, Samuel, Lidia, Beñat, las mejicanas, intentan consolarme. Me toco la rodilla y tiene más movimiento y juego que la derecha, me asusto un poco y me hace ver claro que ha llegado el momento de retirarse, hasta aquí hemos llegado, creo que es correr demasiado riesgo salir mañana, un riesgo innecesario. Carreras hay muchas pero para correrlas necesito a mi rodilla.

Hoy he llegado el 25 de 36 en 7 horas y 18 minutos, 1 hora más de lo habitual. Abandono cuando estoy en el puesto 14 de la clasificación general, tras haber perdido un puesto hoy, pero con los tres siguientes a pocos minutos.

Judith como ha llegado segunda en 3 horas y 22 minutos, se sitúa cuarta de 11 corredoras a tan sólo 1 de minuto de la tercera. Está cansada, le duele el talón y piensa que está todo sentenciado, pero seguro que mañana lo ve todo con otros ojos.

Beñat ha llegado hoy segundo, siguiendo en su línea y confirmando el pódium. Samuel ha tenido problemillas físicos y además se ha perdido, ha entrado el 10 y ha regalado unos preciosos minutos, ya se notan los días y las piernas pesan pero él sigue luchando para cumplir su ambicioso objetivo de entrar entre los 10 primeros, y es que no es tarea fácil, aquí se corre mucho y son puestos muy caros.

Vamos a cenar, comunico mi abandono a la organización. Hoy me tomo una buena cerveza, mañana voy de turista.

Celebramos el cumpleaños de Maria Luisa, cuando entra en la sala todos les cantamos el cumpleaños feliz y se emociona, después disfrutamos de un pequeño pastel que nos ha comprado ella misma en un super del pueblo, no sólo corremos, sufrimos y pensamos en kilómetros, metros de desnivel y minutos, estos días somos una familia, la familia del Swiss Jura Marathon.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

qué lastima... me sabe mal...


Tony

samy4 dijo...

Joder pablo,lo estoy leyendo y se me estan cayendo las lagrimas a mi, y yo iluso quejandome y esperando a que me cogieras.
Animo que has echo un carreron,lo sabemos los 2
Salu2
agur